Por Waldemar Verdugo Fuentes.
(Fragmento de "Gente Notable")Entrevistas publicadas en revista Vogue y periódico Unomásuno de México, en periódico Prensa Libre de Guatemala, en revista Caras y periódico El Mercurio de Chile, citados en Hemerografía final, a Tenzin Gyatso XIV Dalai Lama de Tíbet, Claudio Arrau, John Huston, Dorothy Lamour, Anthony Quinn, Luis Miguel "Dominguín", John Hurt, Salvador Dalí, José Donoso, Ninón Sevilla, Mario Moreno "Cantinflas", Gilbert Becaud, Leonard Bernstein, Joan Manuel Serrat, Yehudi Menuhin, Charles Aznavour, Plácido Domingo, Andy Warhol, Raúl Ruíz y Nicanor Parra. ISBN 9789563535624 http://www.amazon.com/dp/B00IIUDTTS
Estuvo riendo mucho rato, con carcajadas que contagian, a su manera franca, alegre, de hombre satisfecho con la vida, elocuente. Creador cinematográfico, dramaturgo, poeta, Raúl Ruiz (nació en 1941) estudió Derecho y Teología. Como profesor, ha tenido a su cargo la Cátedra de Cine del Instituto de Arte de la Universidad Católica de Valparaíso, y de la Universidad de Harvard en Norteamérica. Instalado en Francia, la revista “Cahiers du Cinema” le dedica un número exclusivo y elige su obra “La hipótesis del cuadro robado” entre las diez mejores del mundo en la década de 1970. En el festival de Rotterdam en el año 1986, se le reconoció como uno de los veinte cineastas del futuro: el único latinoamericano en esta lista. Admirado como un autor de culto por el Círculo de Críticos de Nueva York, ha sido premiado en los principales festivales de cine europeos: en Berlín se le otorgó el Oso de Plata a su trayectoria, “por su aporte al arte cinematográfico de nuestro tiempo”. Su teoría y empeño cinematográfico es sólido y delicado, cultivado y de humor chileno, que es irónico sin afán de herir, sólo en ánimo de divertir. Su gracia es que utilizando lo chileno, presente en toda su obra, en presencia o ausencia dolorosa, se hizo universal, planteando líneas renovadoras en un arte reducido a un grupo de grandes clásicos; en Francia un número especial de Cahiers se ha dedicado a muy pocos: Eisenstein, Godard, Welles, Pasolini, Hitchcock... el del maestro chileno es un cine que refleja una larga experimentación visual, narrativa, actoral, atmosférica; subyaciendo cierto sentido de las dobles lecturas en la vida, utilizando imágenes reflejadas en espejos, en el agua, en el aire, signos en la naturaleza vegetal, acechando en la vida nuestra de cada día, súbitos, que aparecen y desaparecen, en un juego de dobles que tiene múltiples lecturas, y, sin embargo, están encerrados en fascinantes pequeñas historias.
Dice que el conflicto central de su trabajo deriva de ciertas discusiones sobre la libertad humana y su determinismo como personas, y la posibilidad de escoger su propio destino. En un mundo que no está hecho de pura voluntad y suceden imprevisibles cuestiones, relacionadas con cierto azar que debemos ser capaces de equilibrarlo con la voluntad. El se interna en su propio camino cinematográfico urdiendo senderos que se bifurcan en diversas dimensiones de realidad, que obedecen a su plan secreto, a la manera de los grandes creadores, impreso en todo su trabajo. Nos dice: -Uno va al cine como a misa, ¿no? Una película debe ser hecha como es un organismo vivo: como uno la ve a ella, también la película nos debe ver a nosotros.
Ahora el digital igual es como otra puntada democratizante en beneficio del cine. ¿Para él es una solución o sólo un implante afrodisíaco? Nos responde:
-Es una solución. “Días de campo”, por ejemplo, está hecha toda en digital y ampliada a 35 con la Panasonic 25. Ahora estamos trabajando en la alta definición, que ya tiene la súper 16.
-¿Crees que podría hacerse cine enteramente digital?
-Tarde o temprano vamos a llegar a eso. Ahora el digital simula todo lo que se podría hacer en laboratorio. Eso significa que vas a poder hacer películas y darles, por ejemplo, la calidad a una cinta vieja, en blanco y negro. Es un verdadero laboratorio ambulante. El problema de las nuevas tecnologías es que dentro de seis meses ya están viejas. Cuando uno empieza a agarrarle la mano, cambian.
-¿El digital es el cine del futuro?
-Hee..., por el momento me sigue gustando filmar en celuloide.
-¿Por qué?
-La materia es distinta. Es como el paso del fresco al óleo.
-¿La textura y el campo de profundidad son diferentes?
-Exacto. La fabricación misma te lleva a rituales diferentes y hoy sabemos que los rituales, no sólo en el arte o la ciencia, sino en toda la vida cotidiana, son más importantes de lo que la gente creía.
-¿Por qué te fuiste a Francia y por qué te quedaste allá?
-Por qué me fui es bastante fácil de explicar: por necesidad. Por qué me quedé, es más difícil. Uno sólo se va quedando en los lugares.
-¿Provoca alguna nostalgia Chile? Pregunto porque el país que yo conozco no es el mismo que tú conocías.
-Nostalgia no es la palabra. Me siento medio perdido. Todos los puntos de referencia han ido desapareciendo. Los últimos eran ciertos bares, como el del Hotel Carrera o el Derby. Muchos desaparecen y otros reaparecen, como El Parrón. Ya me había olvidado de El Parrón y de repente aparece ahí. Estoy hablando de mis ecosistemas, que son los bares y restoranes. A mí se me plantea un problema hasta cuando les cambian el uniforme a los carabineros. La cosa habría sido simple si yo hubiera estado solamente en Francia y Chile. Pero me empecé a encariñar con la cultura portuguesa, los países árabes, Italia, Sicilia. Entonces el problema es ése, que no es un solo país. Después, con los juegos de espejo, se comienza a encontrar Chile. El efecto reflejo. La prensa misma ha cambiado, aparecen medios imposibles antes.
-¿Cómo los titulares enunciados en algunos medios?
-Sí, aunque el efecto no es muy claro. Los artículos de adentro son buenos, pero sus titulares tendrían problemas en Estados Unidos con la segunda enmienda de la constitución, porque son hirientes, minimizan, o son homofóbicos o suponen cosas... Todo eso está prohibido en cualquier país civilizado, cualquier alusión peyorativa a quien sea, acusándolo, por ejemplo, de una actitud sexual llamada desviada es sancionada. Igual que reírse de los defectos físicos: el cojo tanto, el tuerto tanto. Ni qué hablar del tema racial. En Francia son entre 6 meses y un año de prisión.
-Ese fenómeno de reírse del más débil, del más raro, corresponde ahora a casi una forma de expresión en casi todos los medios.
-Sí, pero te voy a citar a mi filósofo preferido, Waldo Rojas, que es mi vecino: “Ninguneo y chaqueteo son las dos tetas de Chile”, dice, citando a un ministro francés que asegura que la agricultura y la ganadería son las dos tetas de Francia
-¿Qué impresión tienes del Chile actual?
-Chile nunca fue muy distinto: mucho ninguneo y harto chaqueteo.
Waldemar Verdugo Fuentes
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